Revolución Industrial
y Psicología
Evolutiva
Por
Luis Rojas Aspiazu*
Son dos los hechos
de la historia europea en los que se vigoriza la dependencia
del niño y su mundo del paradigma adulto: la Revolución
Industrial y el proceso de constitución de la Psicologia Evolutiva.
La pedagogía al sentenciar
“el niño no es un adulto en miniatura”, auxiliada por la naciente
psicología evolutiva, comenzó a percibir al niño
como entidad diferente al adulto sin dejar de concebir, claro está,
secuencias de desarrollo que lo conducen ineludiblemente a convertirse
en adulto. Negar estas secuencias es -dirán los habituados
a ver al niño con aquella óptica- negar lo evidente,
lo “científicamente comprobado”, lo normal y naturalmente esperado.
Guardo muchos argumentos para respaldar mi respuesta: esas “evidencias”
y “comprobaciones” revelan ataduras a una persistente visión
biologista del desarrollo infantil.
La pedagogía, así,
perfeccionó el tratamiento del niño como adulto imperfecto.
La Revolución Industrial dio curso a la explotación
infantil. Estos hechos interaccionan preparando el terreno para
prestigiar el trabajo como eje y horizonte de aprendizajes.
La pedagogía actual mantiene
esta linea de apresurar la conversión del niño
en adulto; con tal fin usa recursos sofisticados.
La fugacidad del tiempo
El hombre se realiza en el tiempo
como acontecer fugaz; aún el pasado, cobra sentido
por la forma en que se experimentan los momentos que se suceden. El
niño vive ese suceder con mayor propiedad que el adulto, quien,
sin embargo, se muestra a los ojos y mente del niño como modelo
incuestionable al que éste debe acceder por el camino de la
escuela y la familia principalmente.
El juego
y los juguetes
La capacidad con la que el
niño transforma la realidad, interpretando y reinterpretandola
a cada instante, tiene en el juego, su mayor expresión; esta
creatividad -don de imaginar- no es entendida en todo su alcance
por el adulto, quien la daña cuando fabrica juguetes, resumiendo
en ellos su propio mundo. Fabrica muñecas proyectando su esquema
de estética corporal, réplicas de armas cuanto más
sofisticadas más destructivas; pedagogiza la imaginación
y las tendencias lúdicas a través de literatura para
niños y juguetes educativos, asociándolos a consejos,
moralejas, prevenciones, etapas evolutivas, estimulaciones tempranas,
para que cuanto antes y en forma óptima el niño abandone
los instante fugaces colmados de vida.