EL PLACER DE EDITAR

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PEDRO SHIMOSE

Ribera Alta

En la alta
ribera
un hombre espera
volver a Riberalta.
En su tierra colorada
todo es alborada.
No hace falta
la melancolía
de la tarde
en el barranco.
El cielo arde
y el amor fermenta
su melaza.
Junto a un banco
de la plaza
el tataí cuenta
lo que fuimos
y el bibosi lamenta
lo que no hicimos.

En la alta ribera:
el sol y la palmera.

En la ribera alta
sólo tú prevaleces
en forma de alegría.
A veces,
te llamas Riberalta;
otras, Poesía.

Fax Nada Urgente

Después de tres cafés
me sobran las alquimias.
Curado del estrés,
supero lipotimias.

Mis dolencias, ya ves,
son afecciones nimias.
Males de la vejez:
insomnios y bulimias.

El sístole aburrido
y el diástole cansado
repiten el maullido

De un gato enamorado.
(Largo y hondo quejido
de un macho engatusado).

La Vida Me Está Matando

Ya no me persigue el terror político
con su rayo láser,
ni los prójimos me aman
con su palo y su picana eléctrica.

Ya no me ofende la Declaración Universal
de los Derechos Humanos,
ni la bomba me quita el sueño,
ni siquiera los disparos
de una guerrita en Africa o Europa,
¡qué más da!

Caen los muros,
crecen los lamentos.
Y el odio vuelve
con sus ángeles violentos.

El Sur sigue donde estaba.
No nos portamos mal
(es evidente)
y todos tan contentos,
constitucionalmente.

Esta vida me sobra
con su nicotina,
con su infarto y su cáncer,
con su miedo al sida y las jeringas.
Sólo el amor
y la poesía
pueden ser míos
cuando a nadie parece ya importarle
el amor
y
la poesía.

Poema de Amor

La mujer de mi vida se acuesta con un tipo
que la hace sufrir cada vez que llega con un ramo
de rosas al amanecer;
que le ha robado sus horas más preciosas y no puede
devolvérselas.

La mujer de mi vida comparte su belleza con un ciego
que, a menudo, tropieza en la misma piedra de
escándalo;
que la trae por la calle de la amargura
y la lleva a la punta de un cuerno de la luna.
Sordo ausente, no le presta atención cuando ella le
habla de las horas muertas.
Todo le entra por un oído y le sale por otro en la
consulta del otorrinolaringólogo.

Harta de tanta sombra en una habitación cansada,
la mujer de mi vida sigue ocupándose de la declaración
de la Renta y de las pólizas de seguro de vejez;
sigue haciendo cuentas para que las bombillas no se fundan
este fin de semana.

Ella sigue hermosa y puede que ese patán la siga viendo
hermosa
y le diga que la quiere (a lo mejor, es cierto)
y puede que la siga seduciendo como cuando sus
miradas se cruzaron hace mil años.

La mujer de mi vida.


PEDRO SHIMOSE (1940)
Nacido en Riberalta (Beni), y radicado en Madrid (España) desde 1971, Shimose es uno de los grandes poetas actuales de Bolivia, además de ser narrador, ensayista y periodista.
En 1972 obtuvo en Cuba el premio latinoamericano Casa de las Américas por su libro Quiero escribir, pero me sale espuma. Ha publicado otros siete libros de poesía: Triludio en el exilio (1961), Sardonia (1967), Poemas para un pueblo (1968), Caducidad del fuego (1975), Al pie de la letra (1976), Reflexiones maquiavélicas (1980), Bolero de caballería (1985) y Riberalta (1997), además de Poemas (1988) que reúne sus libros anteriores. Es autor de un libro de cuentos, El Coco se llama Drilo (1976) y de un Diccionario de Autores Iberoamericanos (1982). Es Asesor de Publicaciones del Instituto de Cooperación Iberoamericana y dirige la colección de poesía del mismo ICI.


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